S.H.I.E.L.D. vol 1

Los agentes Richards y Stark apuntan con sus armas a Máquina Nocturna y le dicen que necesitan una localización y no tiene porque ser así. Tesla le dice a Mina, quien se encuentra en su forma de paloma, que ya sabe lo que tiene que hacer y le pide que se marche. El combate se inicia y Richards dispara contra Tesla atravesándole el pecho y desventrándolo. Mientras registran el lugar en busca de alguna pista sobre el niño, el cuerpo de Tesla desaparece. Es el Hombre Eterno quien se lo ha llevado y lo está curando.

Los seguidores de Newton, partidarios de que el destino es inmutable, se enfrentan a las tropas de Leonardo, quien cree que no hay nada que el hombre no pueda cambiar y él es quien se forja su propio destino. La lucha entre los dos bandos de la Hermandad es encarnizada y Leonid cree que puede detenerla, ser una tercera vía, así que usa sus poderes para levantar una barrera de energía que separe a los dos grupos. Pero los partidarios de Newton encuentran la forma de atravesarla, así que Leonid tiene que desactivarla si no quiere ser el responsable de la masacre del grupo de Leonardo. Leonid se queda desconcertado y desmoralizado y se pone a llorar de frustración cuando aparece el Hombre Eterno y lo tranquiliza diciéndole que este conflicto era inevitable y que su papel en él no era detenerlo.

Los agentes Richards y Stark luchan a contrarreloj para salvar la vida de Tesla. Tras sacar su núcleo, Richards lo reemplaza por uno nuevo y reparado en una operación tan rápida como delicada. Al recuperarse Tesla los ataca, pero Mina lo detiene y le dice que los necesitan para poder regresar, así que accede a concederles una tregua temporal. Juntos los tres construyen un aparato que conectan a Richards para canalizar su poder. En un estallido de energía el grupo desaparece dejando una esfera perfecta horadada en una de las pirámides de la ciudad en ruinas.