Los que somos
ASTONX4@1
El recepcionista del prestigioso restaurante intenta impedir que Hank entre usando su indumentaria como argumento al contravenir las normas de etiqueta del lugar, pero Hank lo abruma con su currículum y el hombre termina cediendo. Allí lo está esperando Jean y no tardan en unírseles Bobby y Warren. Los cuatro rememoran viejos tiempos cuando se presenta X. Su entrada los desconcierta, pero pronto constatan su identidad. El cuarteto se muestra poco receptivo a la llegada de Xavier y quieren saber la razón de su visita. Xavier les dice que estaba equivocado con los sacrificios que les pidió que realizaran, y ha venido a arreglarlo.
Xavier invita a sus antiguos alumnos la casa que tiene en Lago donde se ha tomado la libertad de dejarles ropas para que estén más confortables. Tras cambiarse de atuendos van al pub de Declan, donde los atienden sin problemas a pesar de las alas de Warren y el aspecto de Hank. Incluso cuando un hombre tropieza con Bobby sin querer y se da cuenta que está con el grupo de mutantes, se disculpa con él. Su actitud sorprende a Hank y Xavier le hace notar que tal vez la gente no los odie tanto como se les ha hecho creer. Al día siguiente siguen en el lugar, Jean comenta a Warren que algo no le encaja, pero a pesar de sus poderes telepáticos no ha encontrado nada raro. Mientras tanto, Bobby se zampa una hamburguesa gigante en menos de un minuto para superar el reto y conseguirla gratis en una hamburguesería de Lagos. Hank le comenta que en este pueblo una turba antimutante mató a Katrina Fox y le recuerda que este lugar estaba prohibido por Xavier cuando eran críos, ya que les aseguró que el odio aquí hacia los mutantes era profundo. Casualmente un hombre se les increpa y exige que se marchen del pueblo llamándolos mutis, pero rápidamente unos hombres lo agarran y se lo llevan. El hombre, de nombre David, se disculpa. Hank quiere hablar con él, pero la otra gente se disculpa y le aseguran que no está bien y lleva ya así un tiempo y se lo van a llevar a casa. El camarero les entrega unos cupones de gratis a modo de disculpas. Horas más tarde, cuando Jean y Warren regresan a la casa, encuentran a Bobby retorciéndose por el sillón con dolor de barriga por haberse comido la hamburguesa. Hank no está, lleva horas desaparecido buscando al tal David. Jean se preocupa y los tres salen. En el pub encuentran a Xavier, quien les habla de Lucifer, el alienígena que causó que perdiera el uso de las piernas por primera vez. Y confiesa que les ha traído hasta aquí para detenerlo. Warren sobrevuela el pueblo y encuentra un almacén donde se dirige un gran número de gente, así que todos se encaminan hacia allí. En la entrada encuentran a David, quien parece no recordarles y pregunta si puede ayudarles. Al entrar descubren que Hank ya está bajo su control. X identifica a Lucifer como Heylel, el propietario del pub. Al atacarle, descubren que sus golpes causan dolor también en la gente del pueblo. X logra liberar a Hank del control de Lucifer, quien cae de rodillas al suelo desconcertado, ha perdido la paz que le había dado el alienígena. Xavier asegura que la única forma de acabar con él es matándolo, pero sus ex alumnos se resisten a contemplar esa posibilidad. Warren se encara a Lucifer, pero cuando el alienígena intenta apoderarse de él, se transforma en Arcángel y lo decapita. Al morir, también muere con él toda la gente del pueblo que había en el almacén. Xavier asegura que no sabía que ocurriría tal cosa, aunque tenía sospechas que pudiera pasar. Xavier les dice que los ha traído aquí para que se den cuenta que no tienen alternativa, o salvan al mundo o dejan que se muera. Si la Patrulla-X no hubiera estado aquí, nadie hubiera detenido a Lucifer. Jean se lamenta que no le importarse que fueran unos desgraciados, pero Xavier le replica que siempre tuvo la esperanza que encontraran la felicidad haciendo el bien.
Al día siguiente, el cuarteto vuelve a reunirse en el Gran Salon. Todos actúan como si no se hubieran visto ayer mismo. La actitud de Jean es otra y quiere agradecerles el bien que han logrado, por eso pensó que merecían una noche agradable juntos. En la mesa, Warren sonríe para sí mismo.
